Papas y otras paparruchas

Antes me producía risa ver al Papa anterior dando discursos antes miles de jóvenes que levantaban el mechero y decían todos juntos aquello de alabaré a mi señor, y se cogían de la mano cantando el kumbayá, mientras Juan Pablo les decía que debían santificarse y sacrificarse en esta vida que la importante era la otra y demás milongas. Y todos emocionados decían que bueno es este papa y cuánto viaja y cómo se lleva bien con el judío y con el hindú y con la iglesia adoradora de mi nabo en escabeche, si se tercia. Que buen rollo repartía invocando la santidad, el amor, la castidad de los jóvenes y demás ñoñerías para que los 4 gatos que aún hoy se siguen tragando lo que esa mafia con alzacuellos pregonan por ahí y por allá. Lo mismo en la cope que en el púlpito que donde puedan. Ya casi nadie les hace caso, y a la muerte de Juan Pablo II me dije: ahora sí. Seguro que después de la estampida en masa que se lleva produciendo los últimos años de las iglesias, del descontento y las críticas de la gente, y las personas que no se creen que en este siglo la Iglesia actúe como lo hace y de todos los que estamos hasta los mismísimos huevos que gente con alzacuellos opine en cada asunto político cómo si tuviera algún tipo de voz o de credibilidad (excepto para las 4 beatas que aún van a misa), ahora se dan cuenta de que necesitan un cambio y que lo que hace falta es un Papa de verdad, de esta era, que calle la boca de sus detractores y ponga un par de puntos sobre las íes. Un Papa que no condene a millones de africanos a morir de sida porque creen que ponerse un condón hará que se quemen en un infierno imaginario. Un Papa que no permita la humillación y la exclusión de tantos homosexuales, vapuleados antaño y condenados al ostracismo ahora. Un Papa con un par de cojones para decir: aquí estoy yo y hay cosas que no se van a tolerar. Empezando por que un cura de Illinois no se ponga golosón con su monaguillo de 8 años. Y acabando por adoptar un discurso acorde con el año 2009, no con el 1614.

Pero resulta que sale un señor que se llama Ratzinguer que podría compararse perfectamente con un genocida a raíz de sus últimas declaraciones sobre la irresponsabilidad de repartir preservativos en África y en cualquier sitio porque lo que hay que hacer es humanizar la sexualidad y educar en la responsabilidad y el esperaré hasta el matrimonio y demás mamarrachadas. La Iglesia es responsable directa de la muerte de millones de personas que absurdamente cree en la basura que predica. Cómo no pueden joder a poblaciones más avanzadas, Europa, Norteamérica, ya que allí la gente se va formando más y huye del concepto de religión que vende la Iglesia católica, se ve en la obligación de joder a los más pobres, que también son los más ignorantes y los más fácilmente manipulables, y les jode la vida con su enseñanza y con su dogma.

Lo de la iglesia y los más pobres siempre fue una relación de amor a primera vista. Cuánto menos tiene una persona y más sufre, más fácil es meterle en la cabeza la idea de que en otra vida todo será súper mega genial y será feliz y un señor llamado dios le iluminará y bla bla bla. Conforme un País avanza, se aleja de forma directamente proporcional de cualquier tipo de religión, España es un ejemplo clarísimo de el alejamiento de la gente de esta institución mafiosa conocida como Iglesia Católica.

Y una vez más, cuando este grupo de apandadores tiene la oportunidad de dar carpetazo, borrón y cuenta nueva, van y eligen a un personaje que sale ahora con éstas del condón y la santidad de la vida y demás milongas que no interesan a nadie. Es que la Iglesia tiene la respuesta en la calle. No en un libro ni en una película, ni en una convención de jóvenes en la puerta del sol. En la puta calle.

Sólo han de pisar las aceras y ver a la gente, como piensa, como se comporta para darse cuenta de la cantidad de tonterías irrealizables que van pregonando por ahí y a las que nadie presta el más mínimo interés. Cómo un niño de 15 años sólo piensa en rozarse con su novia, no en santificar su cuerpo ni esperar al Santo matrimonio para el divertido magreo. La irrealidad que vive la iglesia es disparatada, y cualquier crítica desde dentro rápidamente silenciada

 Si la Iglesia no evoluciona va a desaparecer y lo tendrá totalmente merecido. Lo malo es que como hemos comentado antes de la situación africana, la muy perra lo hará matando. Y luego dicen que la juventud no tiene verguenza. Los que no tienen verguenza son ellos